Sociología de las cloacas y aristocracia mediática

Rosalía y Yung Beef, artistas de escenas culturales opuestas, en el programa Mixtape de Play Z | RTVE.

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Sociología de las cloacas y aristocracia mediática

Escrito por Laura Casamitjana

Mantener con vida los movimientos contraculturales es un reto en un sistema hegemónico que busca discursos desprovistos de politización: la absorción de personajes underground por parte de la cultura dominante es una constante a lo largo de la historia

Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) supone la ópera prima comercial del laureado Pedro Almodóvar. En ella aparece la icónica escena de la lluvia dorada, provocando en los valores imperantes del momento una gran controversia. ¿Cómo consiguió Almodóvar ganarse la reputación en el establishment después de eso?

La sociología de las “cloacas” españolas no se entendería sin las aportaciones cinematográficas del director, al cual se le debe reconocer un buen olfato para potenciar nuevos iconos: las “chicas Almodóvar” —incluyamos en esta categoría a Antonio Banderas— y sus películas —tanto en contenido como en forma— son indudablemente parte del moodboard español. El imaginario Almodóvar es referente en cuánto al retrato de la sociedad española —marginal, burguesa, LGBTIQ+, folclórica, y en general, diversa—, además de ser un icono de la estética de la España más costumbrista. Esta exaltación de las cosas comúnmente enterradas en el bajo fondo y los extrarradios es también la idea que recoge el conocido como “cine quinqui”.

Películas icónicas como “Yo, El Vaquilla”, “Historias del Kronen” o “La estanquera de Vallecas”, ayudan a reconstruir aquella historia de la España post Transición, la del caballo y la delincuencia como respuesta a los niveles de precarización. La última película mencionada viene de la mano de uno de los referentes del género: Eloy de la Iglesia. Si bien el imaginario de la primera etapa de Almodóvar y de la filmografía de Eloy de la Iglesia parecen no distar mucho en sus temáticas, algún factor condicionó que uno tenga dos Oscars y que el otro acabara enganchado a la heroína y borrado del mapa de la historia oficialista.

Las ratas que salieron de las cloacas

¿Existe un paralelismo entre aquella generación marginal, precarizada y empujada al abismo de la delincuencia y las drogas y la actual? El auge del universo “neoquinqui” —véase el triunfo del trap— rodea actualmente todas las capas de la sociedad —de nuevo, en un contexto de precariedad—.

En el cine, el director Carlos Salado ficha a Ramon Guerrero (a.k.a “el Cristo”), un albañil de la Colonia Requena, un precarizado barrio alicantino —lugar donde se rodó la cinta—, y lo convierte en lo que para Almodóvar sería Antonio Banderas. “Criando ratas” es la ópera prima de Salado, que tuvo que parar el rodaje del filme ante la entrada de Cristo a prisión, y relata una historia centrada en el microcosmos de esa periferia, pero no en la España de los años ochenta, si no en la España del día de hoy. El director ideó un spin-off de la película y mantuvo el personaje de el Cristo, sólo que esta vez con un nuevo co-protagonista: Fernando Gálvez a.k.a Yung Beef. Así el cortometraje resultante —“Mala Ruina”—, incluía la BSO compuesta y producida por el trapero granadino. A su vez, el mismo año, Pedro Almodóvar decide darle a Rosalía un rol —secundario pero imprescindible en su aportación musical— en su largometraje, Dolor y Gloria (2019).

Igual que, en su momento, una joven e irreverente Alaska fue fichada por un, en su momento, rebelde Almodóvar para el papel de Bom, los flirteos entre corrientes cinematográficas y musicales que representan una serie de valores parecidos —cine underground fichando músicos underground, cine mainstream fichando músicos mainstream— sigue muy vigente. En este caso encontramos los dos paradigmas principales expuestos en una sola imagen: un proyecto autogestionado, con un presupuesto muy limitado y una línea muy marginal ficha al representante de estos valores en el contexto musical —binomio Salado – Yung Beef—. De otro lado encontramos un proyecto de un autor con el respaldo de una productora, un gran prestigio y un lugar acomodado en la industria que ficha a una referente de la misma escena.

“God save the underground”

Una de las ideas que rodea la obra “Como acabar con la contracultura” de Jordi Costa es la amenaza constante del mainstream y la inagotable capacidad del sistema de reconducir cualquier amenaza sociocultural que plantee un desafío al sistema. Precisamente el libro de Costa hace un cameo —elegantemente intencionado por Almodóvar— en “Dolor y Gloria”, apareciendo en la mesa de Salvador Mallo (el director de cine interpretado por Antonio Banderas).

Igual que el sistema ha sabido neutralizar referentes al principio underground dándoles una “vida plena” en la élite, ha sido también el primero en abocar a la fosa del olvido a aquellos que se mostraban resistentes. Por eso aún existe el debate sobre si el trap es reivindicativo o la máxima expresión del capitalismo. Se repite la historia: unos acabarán en el seno de la aristocracia mediática y otros arrinconados a conveniencia, arrancando la piel al discurso para que acabe careciendo de sentido.  

Del mullet de quinqui al mullet de moderna

En esta línea, las productoras han encontrado un filón en la adopción de narrativas disidentes sin tomar riesgos: introducen ciertos matices presuntamente transgresores, pero sin cruzar la línea de lo disruptivo. Netflix gastó en 2021 siete millones de euros para rodar la película “Las leyes de la frontera”, un filme de aire quinqui con el guion adaptado del libro homónimo de Javier Cercas. La trama se basa en la historia de tres jóvenes delincuentes de poca monta que hacen de las suyas por Girona en la España de la Transición.

La película representa la materialización de la amenaza de la que habla Jordi Costa. El mainstream toma un elemento con un valor simbólico concreto (el cine quinqui), lo despoja de ese valor y se queda con la estética (le arranca la piel). En este caso, se añade la moderna premisa de la «nostalgia» costumbrista española —como vivir en un eterno videoclip de “Demasiadas Mujeres” de C.Tangana—. La película, al ser una superproducción, pierde el trasfondo reivindicativo presente en el cine quinqui original y se centra únicamente en la forma, lo que resulta en una estética desprovista de significado. Lo mismo hacen las majors, solo hace falta mencionar cuándo Sony fichó a Yung Beef (relación laboral desastrosa y que no llegó a buen puerto), o el actual caso de la misma discográfica firmando a El Morad, un cantante envuelto en polémicas cuya música está muy arraigada a su realidad y la de las calles.

Otra vez más, el sistema fagocita la amenaza, la neutraliza eliminando su carga política, la introduce en el circuito comercial y terminamos con los modernos de ciudad luciendo el mullet que en aquella época tenía la carga simbólica, política y estigmatizada de la marginalidad.

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS

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Sociología de las cloacas y aristocracia mediática

Escrito por Laura Casamitjana

Mantener con vida los movimientos contraculturales es un reto en un sistema hegemónico que busca discursos desprovistos de politización: la absorción de personajes underground por parte de la cultura dominante es una constante a lo largo de la historia.

«Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) fue la primera película comercial de Pedro Almodóvar. En esa cinta el director incluyó escenas que causaron controversia en esa época. ¿Cómo logró Almodóvar ganar reconocimiento después de eso?

La sociología de las ‘cloacas’ españolas se enriquece con las películas de Almodóvar, quien creó íconos como las ‘chicas Almodóvar’. Sus películas reflejan la diversidad de la sociedad española y su estética costumbrista.

El ‘cine quinqui’, con películas como ‘Yo, El Vaquilla’ y ‘La estanquera de Vallecas’, retrata la España de la post-Transición y la precariedad social. Eloy de la Iglesia, un director referente del género, tuvo un destino diferente al de Almodóvar, mientras uno tiene dos Oscars, de la Iglesia murió por una sobredosis.

Las ratas que salieron de las cloacas

¿Se repite la historia de la generación marginal en la actualidad? El éxito del «neoquinqui» como el trap se ve en todas partes, en un actual contexto de precariedad en el país.

En el cine, Carlos Salado descubre a Ramon Guerrero, un albañil de la Colonia Requena, y lo hace protagonista de su película “Criando ratas». El filme cuenta la historia de esa periferia hoy en día. Luego, Salado hace un spin-off con Fernando Gálvez, conocido como Yung Beef, cuya música acompaña al cortometraje «Mala Ruina».

El mismo año, el 2019, Almodóvar le da un papel a Rosalía en «Dolor y Gloria». Esta conexión entre cine y música, representando valores similares, sigue siendo importante hoy. Hay dos ejemplos claros: proyectos autogestionados que fichan a músicos underground, y proyectos respaldados por grandes productoras que buscan artistas de renombre.

Sin embargo, a nivel artístico, las escenas tienen elementos simbióticos y que enriquecen su imaginario: Yung Beef en sus inicios se hacía llamar Young Beef aka Lana del Rey, quedándose finalmente como Yung Beef, nombre extraído del título de la canción “Young and Beautiful” de la misma cantante pop estadounidense. En la misma línea, el artista granadino tiene una canción llamada “Rosalía”, donde samplea el tema “De Plata” del primer disco de la estrella catalana, y han declarado tener respeto y admiración mútuo, en el caso de Yung Beef por ser un referente en la escena underground, en el caso de Rosalía, por todo el valor que tiene su música desde un lugar muy diferente.

“God save the underground”

En «Como acabar con la contracultura», Jordi Costa habla sobre cómo el sistema puede absorber y neutralizar cualquier movimiento que lo desafíe. Curiosamente, en «Dolor y Gloria» de Almodóvar, el libro de Costa aparece en la mesa de Salvador Mallo, interpretado por Antonio Banderas.

El sistema tiene la habilidad de integrar figuras que eran rebeldes en sus inicios, dándoles éxito, pero también puede relegar al olvido a quienes se mantienen críticos. Por eso surge el debate sobre si el trap es una protesta genuina o una expresión del capitalismo. La historia se repite: algunos se vuelven parte de la élite mediática, mientras otros son marginados, diluyendo el mensaje original hasta que pierde sentido.

Del mullet de quinqui al mullet de moderna

En la industria, las productoras adoptan narrativas rebeldes sin arriesgarse: introducen toques transgresores pero no cruzan la línea. En 2021, Netflix gastó siete millones de euros en «Las leyes de la frontera», basada en el libro de Javier Cercas. La trama sigue a jóvenes delincuentes en la España de la Transición.

La película ejemplifica la idea de Jordi Costa. El mainstream toma algo simbólico (el cine quinqui), lo vacía de significado y se queda con la apariencia. Además, añade una «nostalgia» moderna española, como en el videoclip de “Demasiadas Mujeres” de C.Tangana. Al ser una superproducción, pierde el mensaje original del cine quinqui y se enfoca solo en la forma, perdiendo su significado.

Las discográficas también hacen esto, como Sony con Yung Beef (una relación laboral fallida) o El Morad, cuya música refleja la realidad callejera. El sistema neutraliza los valores politizados, comercializa el producto y vemos a modernos con el mullet que antes era un símbolo estigmatizado de la marginalidad.

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Cuestionario de comprensión lectora. Sociología de las cloacas y aristocracia mediática

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¿Cómo describe el texto la relación entre el sistema y la contracultura?
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