El viraje hacia la derecha que ha tomado Portugal en los comicios del pasado 10 de marzo deja un hecho de especial relevancia: Chega, formación de extrema derecha, prácticamente triplica sus votos y consigue ubicarse como tercera fuerza. Este fenómeno se produce entre el espejismo de los resultados electorales en Países Bajos hace apenas unos meses, donde el ultraderechista Gert Wildeers, líder del Partido de la Libertad (PVV), se llevaba 35 de los 150 escaños, o bien el gobierno Meloni en Italia como referente de extrema derecha que obtiene el poder gubernamental. El auge de la extrema derecha en diversos países europeos asoma como auguro ante la llegada de las previsiones para las próximas elecciones del Parlamento Europeo en junio del 2024.
Las últimas encuestas apuntan para la derecha
A principios de marzo se celebró el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en Bucarest, dónde la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, habló sobre los retos europeos ante lo que considera una amenaza: “la pacífica y unida Europa es desafiada como nunca antes por populistas, nacionalistas y demagogos”, señalaba.
La lideresa de los conservadores europeos, que se vuelve a presentar como candidata, apuntaba a este fenómeno en un contexto convulso a menos de tres meses de los comicios parlamentarios. Y es que las previsiones muestran que no va mal encaminada: según el European Council on Foreign Relations, es probable que “los populistas antieuropeos encabecen las encuestas en nueve países miembros (Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia)”. Con ello, añaden que por primera vez podría alzarse con la mayoría “una coalición de derecha populista formada por democratacristianos, conservadores y eurodiputados de la derecha radical”.
Las últimas elecciones, celebradas en 2019, dejaban el Partido Popular Europeo ubicado como primera fuerza (178 escaños), seguido del Partido Socialdemócrata Europeo (SyD), que obtuvo 140. Ese mismo año se formaba la lista de Identidad y Democracia, que aglutina diversos movimientos de extrema derecha como los liderados por Marine Le Pen (Francia) o el mismo Geert Wilders (Países Bajos). La nueva encuesta de Europe Elects, a las puertas de la recta de campaña electoral, marca un aumento de la intención de voto a los partidos de extrema derecha: “El tercer grupo más grande en la proyección, Identidad y Democracia (ID), tiene 92 escaños este mes, uno más que en el sondeo de enero. El otro partido de derecha, el partido nacional conservador Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) ―del que forma parte VOX―, gana tres escaños y ahora tendría 83”.
Teniendo en cuenta que la Eurocámara se compone por 705 escaños, si las previsiones se materializan estaríamos hablando de que las listas de tendencia de ultraderecha supondrían casi un 25% de la composición del Parlamento Europeo.
¿Cómo funciona el Parlamento Europeo?
El Parlamento Europeo tiene la función legislativa en la UE. Los ciudadanos europeos votan y eligen a los representantes cada cinco años. A partir de las propuestas de la Comisión Europea ―el órgano ejecutivo de la UE ―, el Parlamento se encarga de aprobar las propuestas de ley, mantener un control democrático sobre las instituciones europeas o establecer el presupuesto de la UE junto con el Consejo ―además de aprobar el presupuesto de la UE a largo plazo, es decir, el “marco financiero plurianual”―. Más allá del poder legislativo, el Parlamento Europeo tiene la potestad de elegir miembros de la Comisión Europea, entre ellos, la presidenta ―actualmente la miembro de la lista más votada, la conservadora Ursula Von der Leyen―.
¿Cómo podría afectar más escaños para la extrema derecha?
La mayor presencia de extrema derecha en el Parlamento podría conllevar la mayor presencia también en la Comisión, y todo ello junto, trabas a objetivos comunes con los que la extrema derecha no casa, como podrían ser las políticas feministas o LGBTQIA+. Oxfam Intermón en su último informe alerta de este hecho, sobre los patrones de votación confirma que:
“Los partidos de extrema derecha son los que, en general, votaron consistentemente en contra de las medidas de igualdad de género”.
Por tanto, mayor capacidad de voto de extrema derecha podría tener una correlación directa con mayor parálisis ante el avance en materias de igualdad y más trabas en las negociaciones ―además de opacar con su discurso reaccionario y obligando al viraje hacía la derecha de partidos conservadores―.
Sobre este hecho Oxfam menciona que esto podría contribuir a presionar a las instituciones de la UE para que sigan los pasos de la “reacción antifeminista y anti-LGBTQIA+ y detengan el progreso hacia la igualdad de género en toda Europa en los próximos años”. Evelien van Roemburg, directora de la oficina de Oxfam en la UE, recuerda que si bien la Comisión Europea adoptó su primera “Estrategia de Igualdad LGBTQIA+ 2020-2025”, algunos estados miembros de la UE como Hungría y Polonia ―precisamente países con alta presencia de la extrema derecha―, no han “reconocido ni protegido los derechos de las personas LGBTQIA+”. Con la vista en la previsión de las encuestas para el próximo junio, con el plausible aumento de voto a la extrema derecha, la directora de la oficina de Oxfam en la UE menciona que “dado el historial de la extrema derecha, esto es una señal de alerta para la justicia de género. La ciudadanía europea debe votar por los derechos de las mujeres y la igualdad de género. No podemos dejar que se desvanezcan los logros alcanzados con tanto esfuerzo en materia de igualdad de género”.