La historia de la animación japonesa está marcada por productos políticamente comprometidos. Desde las primeras producciones de este tipo, como la literalmente El mundo del poder y las mujeres o Las mujeres y la fuerza, realizada por Masaoka Kenzo en la década de 1930, hasta nuestros días. Sólo hay que pensar en el aire ecocrítico y pacifista que desprenden muchas de las obras de Hayao Miyazaki o en largometrajes muy recientes que tocan temas socialmente relevantes como La forma de la voz de Naoko Yamada o El castillo a través del espejo dirigida por Keiichi Hara.
Estrenada en los cines japoneses en 2021, Inu-Oh, de Masaaki Yuasa, es un manifiesto político centrado en los temas de la interseccionalidad, la identidad y la lucha social. Irreverente, visionario y único, el largometraje está ambientado en el Kioto del siglo XIV, en el periodo Muromachi. Aquí, la historia de los Heike, un clan masacrado por el clan Genji, cayó en el olvido al ser reprimida por los vencedores. Éstos colonizaron el imaginario histórico oficial, imponiendo una única versión de los hechos y haciendo desaparecer de los relatos públicos cualquier referencia a la existencia de los Heike. En este marco entran las dos forasteras cuya tarea es sacar a la superficie estos relatos prohibidos. Al hacerlo, ambos iniciarán un viaje de autodeterminación y rebelión contra el orden establecido.
¿Qué hay de los dos protagonistas? El primero Tomona es un monje que toca la biwa (típico laúd de mango corto). Después de perder a su padre tras el descubrimiento de un misterioso artefacto, Heike se queda ciego y una vez crecido busca la verdad sobre este destino del shogunato. Inu-Oh es una criatura semidemoníaca deformada desde su nacimiento. Despreciado por su padre y practicante del teatro Sarugaku, se ve obligado a ocultar su rostro tras una máscara.
Uno de los mensajes políticos más importantes de la película surge desde el primer encuentro de los dos personajes. A medida que se van conociendo, parecen casi inmunes a los prejuicios, los miedos y las etiquetas estereotipadas a las que suelen estar sometidas las personas fuera de lo común en las sociedades.
El hecho de que Tomona, siendo ciego, no se sienta en absoluto condicionado ni asustado por la deformidad de Inu-Oh es una invitación a las personas de todas las edades a ampliar su ángulo visual más allá de las apariencias y de lo que ciertas perspectivas difusas y heterónomas quieren que veamos. Por su parte, Inu-Oh parece fascinado por la ceguera y el genio rebelde del bonzo e, impulsado por el ritmo trepidante de su música, descubre que tiene talento para bailar.
A partir de este momento, lo que entra en juego es la voluntad de los dos artistas de aparecer juntos en una alianza humana y artística que los acerca precisamente en virtud de su condición de personas pertenecientes a minorías, que llevan vidas precarias. La suya puede verse como una alianza de cuerpos, en la que los actos corporales se convierten en un hecho performativo. Veamos cómo.
Romper las fronteras de género en el antiguo Japón
Hoy en día, cada vez más niños y adolescentes afirman situarse fuera de las identidades sexuales asignadas al nacer o de las expresiones de género que les ha dado la sociedad. En 2019, el New York Times señaló cómo los jóvenes de la Generación Z preferían elegir sus propias palabras con las que describirse a sí mismos, rechazando las etiquetas preconfeccionadas.
Quienes se definen como de género fluido danlugar a una forma de ser, de aparecer, de sentir, que abarca un amplio espectro de configuraciones identitarias: masculina, femenina, neutra y no binaria.
La opinión de que la fluidez de género es un rasgo típico de la vida contemporánea está muy extendida, pero de hecho en las culturas indias, nativas americanas y aborígenes existe desde hace siglos.
Esta forma de elegir libremente el género en el propio viaje biográfico puede encontrarse en la transformación física y moral de Tomona e Inu-Oh en el Japón medieval. En el transcurso de los acontecimientos, ambos intérpretes sufrirán una metamorfosis corporal, musical y espiritual, que envolverá a su público popular y más allá en un delirio extático y roquero.
Inu-Oh revolucionará tanto a sí mismo como a la disciplina del Sarugaku, eclipsando a los ojos de la sociedad a otros practicantes y a la propia compañía de teatro de su padre. Actuación tras actuación, junto con Tomona (que adoptará el nombre de Tomoari) derribarán todos los obstáculos a la libre manifestación de los rasgos transgénero y/o de género fluido. Ambos adoptan un look que es una hibridación de ropa tradicional japonesa y prendas o accesorios del estilo conocido como glam rock, de moda en los años 70 y 80 en América y Europa. Los dos llevan el pelo largo y en muchas escenas lucen un llamativo maquillaje. Inu-Oh recuerda en sus movimientos y aspecto a vocalistas muy famosos como Bowie, Freddy Mercury, Marc Bolan, Peter Gabriel; parece, a veces, un personaje de Velvet Goldmine (1998). No es casualidad que su voz fuera doblada por Avu-chan, famoso líder genderqueer de la banda de rock japonesa Queen Bee.
Tomoari, con un look muy andrógino, calca el estilo de grandes iconos como Zeppelin, Kiss, The Who, Iggy Pop. Al mezclar elementos extravagantes y típicamente femeninos con ropa transgresora y combinaciones poco convencionales, el intérprete de biwa feminiza voluntariamente la masculinidad, como hicieron tantos artistas entre los años 50 y 80. Entre otras cosas, la relación entre las dos protagonistas insinúa de forma muy velada ir más allá de la mera comunión artística.
El espectador tiene la ardua tarea de explorar, desde una perspectiva interseccional, cómo se cruzan las diversas líneas de identidad que emergen en el contenido referencial del largometraje observando las referencias intertextuales, los mensajes, los estilos, las características de género.
Romper las tradiciones con el arte: una rebelión descolonizadora
Para comprender plenamente a Inu-Oh, hay que llegar al corazón del mensaje que Yuasa quiere transmitir: aprender sobre lo que hay detrás de las transformaciones que atraviesan al hombre y al mundo es la clave para acercarse a la comprensión de lo que es la libertad.
En Inu-Oh, la fuerza expresiva de la música transporta al hombre más allá de una realidad colonizada por los poderes históricos hegemónicos.
A través de la ópera rock, presente, pasado y futuro dialogan entre sí, poniendo en relación dialéctica la diversidad de los hombres y los ideales políticos de una época. La música, la política, las artes y la propia Kioto se transforman por la rebelión musical de nuestros héroes en una fusión surrealista de tradicionalismo, folclore y modernidad.
Por ejemplo, en la actuación de Inu-Oh ambientada con las notas de Túmulo de armas, al relatar el destino de los Heike en la batalla de Dan-no-ura, muchos elementos coreográficos recuerdan al videoclip Thriller de Michael Jackson. Esto es tanto en términos de los pasos de baile, como coreográficamente a nivel de la arquitectura escénica, donde los brazos de las Heike como miembros de zombis puntúan el ritmo de la narración teatral.
A medida que Inu-Oh continúa con sus actuaciones, su cuerpo comienza a convertirse en humano, rompiendo la maldición de la que había sido víctima debido a las ansias de poder de su padre. ¿Por qué ocurre esto? Ocurre porque Inu-Oh trae de vuelta las historias reprimidas de los Heike. Las devuelve al pueblo japonés y permite así que los espíritus del clan alcancen el nirvana. Se cambia a sí mismo y al mismo tiempo el mundo en el que vive.
Lo mismo ocurre con Tomona. Se le encarga narrar las hazañas de Inu-Oh, un aedo japonés, que cuenta las hazañas de un héroe épico del Sol Naciente. Al transgredir las normas musicales y de vestuario aprobadas por el shogunato, llega a la verdad sobre el parricidio ocurrido en su pasado.
Dejamos a nuestros lectores que descubran el final, concluimos con las palabras utilizadas en Wired que calificó la obra de Yuasa como «el concierto de rock animado más bello (de los 1300)» y con las de William Bibbiani que, tal y como se explica en el tráiler oficial en TheWrap la describió como «la mejor ópera-rock feudal-japonesa-de-pelo-metal-demónica-maldita-asesina-en-serie-política-trágica-del-año».