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Durante la última década el 8M ha ido tomando forma más allá de la manifestación, erigiéndose como huelga general que traspasa la barrera de lo laboral hacia lo personal con lo que se denomina “huelga de cuidados”. La Assemblea 8M, coordinadora de las entidades organizadoras de la protesta del 8M, explica en su manifiesto ―leído en el acto final de la protesta― que “las tareas del hogar y de los cuidados que son el sostenimiento del mundo son infravaloradas e invisibilizadas por el sistema cisheteropatriarcal capacitista racista capitalista”. Consideran que la búsqueda de la igualdad va en pro de luchar también por ese tipo de tareas no remuneradas, tareas de ámbito feminizadas, y por aquellas que padecen una discriminación persistente en sectores feminizados y precarizados: “el sistema explota todas las que cuidan la vida y al mismo tiempo nos invisibiliza y deshumaniza, separándonos entre cuidadoras y cuidadas y negando la interdependencia de esta opresión mutua”, añade el comunicado. Por ello entidades como Sindihogar —sindicato independiente de mujeres migradas trabajadoras del hogar y los cuidados— son las encargadas de la lectura final.
El alcance de la mayor transversalidad posible es algo muy presente en el movimiento feminista, por ello, la discriminación capacitista ha tenido una alta visibilidad con la presencia de organizaciones activistas por los derechos de las personas con diversidad funcional, organizadas a través del bloque de feministas anticapacitistas que han sido cabecera de la manifestación. Otra lucha central este año es el antimilitarismo, para Dones x Dones, uno de los grupos que forman parte de la reivindicación, el 8M es “en solidaridad con las mujeres de países en conflicto que están sosteniendo la vida”. La reivindicación palestina ha sido protagonista tanto en la marcha como en las lecturas finales.
Los cuidados, tema central
Las distintas olas y corrientes del feminismo tienen características particulares y reivindicaciones propias -por época y contexto-, ahora bien, todas en la misma dirección: alcanzar el pleno derecho de las mujeres. Algunos de ellos más visibles, otros que han ido tomando relevancia junto a la toma de conciencia social. Un ejemplo de este fenómeno de sensibilización serían los cuidados, según el índice de Igualdad de Género de la UE, si eres portuguesa tienes tienes un 30% más de probabilidades de hacer tareas domésticas o cocinar todos los días, en comparación con los hombres. Si eres italiana, un 38% y si eres española, un 20%. De igual modo que son más las mujeres que toman excedencias o reducciones de jornadas por la maternidad, o por cuidado de mayores, algo en lo que las políticas de género han puesto el foco en los últimos años. Según el informe de la UE sobre Gender Equality 2023, “la brecha de género en materia de cuidados se está reduciendo no porque los hombres hagan más trabajo de cuidados, sino porque las mujeres hacen menos. Aunque la tecnología y el aumento del empleo femenino pueden haber influido, la tecnología por sí sola no puede lograr los cambios estructurales necesarios para recorrer el último kilómetro”.
¿Cuál es el origen del 8M?
En 1975 la ONU formalizó el Día Internacional de la Mujer, desde entonces, se conmemora de manera oficial el 8 de marzo. Pero su historia viene de mucho antes, todas con la raíz en revueltas de carácter social.
Revolución Industrial, 1857, las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York protestan porque padecen precariedad de sueldo y condiciones en comparación con los hombres. La manifestación terminaba con una intervención violenta de la Policía. Este acto prendió una mecha que se retomaría en 1911, siguiendo la estela de las predecesoras, las mujeres de otra fábrica de Nueva York convocaban una huelga con un trágico desenlace: murieron 129 de ellas ya que el propietario del negocio prendió fuego al edificio. Cuenta la leyenda que cosían telas violetas, y que el humo que salía era del mismo color, y que, por ello, se adoptó como abanderado del movimiento.
Fuera del núcleo estadounidense, también se cocía la revuelta. En Stuttgart en 1907 una Conferencia de Mujeres Socialistas liderada por Clara Zetkin luchaba por el sufragio femenino. Pocos años más tarde la activista propuso la instauración de un día como símbolo de la lucha que llevaban a cabo y en 1911, se conmemoró el Día de la Mujer por primera vez en varias ciudades en Europa.
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