La tendencia skincare tan presente en redes sociales ha calado en menores de 12 años que crean su propio contenido reseñando cosméticos en TikTok
El cuidado de la piel se ha convertido en los últimos tiempos en algo casi compulsivo: sérum de ácido hialurónico, de Vitamina C, esencias, tónicos, exfoliantes, retinol… El fenómeno skincare se ha extendido por todas las capas de la sociedad, llegando incluso a las más jóvenes: niñas menores de 12 años, las cuales se han vuelto consumidoras de productos de cuidado facial, maquillaje y belleza. Son conocidas como “Sephora Kids” ―en alusión a la famosa tienda de cosméticos―, y son tendencia en las redes, especialmente en Tik Tok.
El riesgo de caer en la “cosmetorexia”
Los niños emulan a los más mayores, por lo que el uso de maquillaje y cosméticos como parte de un juego de curiosidad, exploración e imitación es algo habitual. Las “Sephora Kids” no se basan en el juego. Más allá de menores que acceden a contenido de influencers adultas que muestran sus rutinas de cuidado, son las mismas menores de 12 años las protagonistas de estos: vídeos virales dónde niñas arrasan con las estanterías de tiendas cosméticas, reseñando productos y mostrando cómo utilizarlos.
La incorporación de rutinas de cuidado de la piel y el empleo de productos que exceden las necesidades de estas niñas, puede generar problemas dermatológicos. “La indiscriminada exposición a ciertos ingredientes activos, que son comunes en productos anti-edad, pero inapropiados para el público más joven, como el retinol y los alfa hidroxiácidos, puede provocar efectos nocivos a largo plazo”, apuntan desde el centro médico Idermic. En un período más inminente, según los expertos los problemas del uso de “productos que contienen disruptores endocrinos o que son demasiado oclusivos para pieles propensas al acné, es que pueden exacerbar problemas dermatológicos existentes”.
La OCU apunta que el riesgo de esta práctica no está solo en cómo pueda afectar la composición de esos productos a sus pieles, las cuáles están en un momento de crecimiento, sino en el riesgo que puede suponer caer la «cosmetorexia», un concepto del que cada vez se va hablando más entre los expertos. Desde Idermic lo definen como la obsesión por adquirir y utilizar una variedad de productos cosméticos, y que viene impulsada por “una constante búsqueda de la perfección estética alimentada por imágenes irreales promovidas en redes sociales y otros medios”.
Para Conchita Sisí, directora de la clínica Salud en Mente, el desencadenante clave es la sobreexposición de las menores a las redes sociales: “el consumo de desenfrenado de este tipo de contenido facilita la creación de ideales de belleza por parte de niñas pequeñas, y ello les mueve a seguir rutinas de skincare y maquillaje poco apropiadas para su edad”.
La restricción del acceso de menores a redes, en el punto de mira
Pese a que la edad de registro para TikTok e Instagram son 13 y 14 años respectivamente, en un vistazo rápido a las plataformas se puede ver que las protagonistas de la tendencia “Sephora Kids” son en la mayoría caso menores de 12 años. En algunas ocasiones, son los propios padres quienes facilitan el acceso a sus hijos a las redes, o que incluso les incentivan este hábito a través del sharenting ―concepto referido a la práctica de los padres de publicar activamente en las redes sociales todo sobre sus hijos―.
Más allá de la mercantilización de la infancia por parte de los mismos progenitores ―veáse los casos de niños influencers de juguetes―, una investigación de The Guardian ha demostrado que los menores de 13 años pueden saltarse fácilmente los protocolos de acceso y crearse una cuenta en TikTok. No solo eso, si no que no se la van a cerrar: el truco es tan sencillo como marcar que está siendo gestionada por sus padres.
¿Prohibir o regular?
En lo que se refiere a la compra de cosméticos, países europeos como Suecia ya están poniendo restricciones de edad para la venta de sus productos. Para disuadir el consumo infantil, el plan es intentar controlar los movimientos y evitar el uso prematuro de este tipo de producto. Sobre las redes sociales, en el Reglamento de Servicios Digitales europeo se exige que las plataformas sean garantes de diversos elementos de los menores, entre ellos el “bienestar mental”. Sin embargo, TikTok ha tenido diversos choques con los entes reguladores, uno de ellos a finales del 2023 cuando la UE le impuso una multa de 345 millones por haber incumplido la ley de datos de menores.Por lo que hace al uso cotidiano de redes sociales por parte de los menores, el debate suele orientarse al dilema de siempre: ¿prohibir o regular? La psicóloga Conchita Sisí apuesta por “un trabajo continuo con los padres”. Es decir, que pese que la línea de la prohibición pueda parecer la más sencilla en primera instancia para los adultos, la solución debería ir dirigida a la “reorientación de su uso, la atención cuidadosa y el control parental de forma positiva sobre el uso de las redes sociales”.