Para combatir el cambio climático es esencial lograr la neutralidad de carbono. Los bosques son vitales para lograr este objetivo, pero también es urgente una acción global.
El cambio climático está teniendo un impacto visible y preocupante en la mayor parte del planeta. Entre sus consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la vida humana se encuentran los fenómenos meteorológicos extremos como sequías, olas de calor, inundaciones, tsunamis, aumento de las temperaturas, subida del nivel del mar, pérdida de biodiversidad, y muchos otros. Una respuesta directa al crecimiento de la crisis climática que estamos enfrentando actualmente sería lograr la neutralidad de carbono.
Las emisiones excesivas de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente el CO2, son consecuencia de la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación, y la agricultura intensiva. Estas emisiones han aumentado la concentración de estos gases en la atmósfera y, como consecuencia, un aumento de las temperaturas globales.
Hasta que las emisiones de GEI no alcancen la neutralidad de carbono, la temperatura del planeta continuará aumentando con consecuencias cada vez más graves. Para limitar el calentamiento global a 1.5ºC, un límite considerado seguro por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es esencial lograr la neutralidad de carbono para el 2050. El objetivo se encuentra definido en el Acuerdo de París, firmado por 195 países.
En diciembre de 2019, la Comisión Europea presentó el Pacto Verde Europeo, un plan para lograr la neutralidad climática en Europa para el 2050.
¿Pero qué es la neutralidad de carbono y cómo pueden los árboles lograr este objetivo?
Lograr la neutralidad de carbono implica alcanzar el punto de equilibrio; es decir, un equilibrio entre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)—incluyendo el dióxido de carbono y el metano—y su absorción en la atmósfera por los sumideros de carbono, reduciendo así las emisiones lo más cerca posible a cero.
Para reducir a cero las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, deben ser compensadas con un secuestro de carbono. En otras palabras, se trata de conseguir que las emisiones humanas de CO2 se compensen con actividades que eliminen la misma cantidad de CO2 de la atmósfera, como la plantación de árboles y el desarrollo de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, entre otras.
Las reservas de carbono, o los sumideros de carbono, son todos aquellos sistemas que absorben más carbono del que emiten. Los sumideros de carbono principales son el suelo, los bosques, y los océanos. Hasta ahora, ningún sumidero artificial de carbono ha sido capaz de retener el carbono de la atmósfera a la escala necesaria para combatir el calentamiento global.
Los bosques juegan un papel importante en esta ecuación; actúan como los verdaderos ‘guardianes de carbono’ con su contribución en la secuestración y almacenamiento de carbono. Los árboles absorben el dióxido de carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis, transformándolo en biomasa y almacenándolo en sus troncos, ramas, hojas, y raíces. Además, el suelo forestal actúa como una reserva de carbono, almacenando cantidades considerables de carbono orgánico.
Los bosques de la Unión Europea absorben cada año el equivalente al 7% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE. Actualmente hay 159 millones de hectáreas de superficie forestal en la Unión Europea, lo que representa el 43,5 por ciento de la superficie terrestre de la UE. Esta superficie forestal puede variar sustancialmente de un estado miembro a otro, desde poco más del 10% en Malta hasta cerca del 70% en Finlandia.
Además de su papel como sumideros de carbono, los bosques ofrecen varios beneficios a los ecosistemas: ayudan a proteger el suelo de la erosión, participan en el ciclo hidrológico y proporcionan un hábitat para diferentes especies. Por lo tanto, contribuyen a la biodiversidad y ayudan a controlar el clima local.
A pesar de actuar como los ‘pulmones del planeta’ y ser sumideros de carbono, los bosques no son suficiente para compensar las emisiones totales que actualmente resultan de la actividad humana, generada prácticamente en cada actividad llevada a cabo, desde la producción de energía hasta el transporte, la industria, y la agricultura, entre otros.
Este ecosistema se enfrenta a amenazas crecientes, como la deforestación, una de las principales causas del aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera, ya que suelta una gran cantidad de carbono almacenado en los árboles y el suelo forestal. La degradación de los bosques y los incendios forestales, frecuentemente agravados por el aumento de las temperaturas y las condiciones climáticas extremas, han contribuido a la destrucción de los ecosistemas forestales y a la liberación de CO2 en la atmósfera.
Proteger y restaurar los bosques es esencial para lograr la neutralidad de carbono; su capacidad para absorber y almacenar carbono aumentaría. Se puede conseguir mediante una reforma forestal que integre políticas de conservación más estrictas, incentivos económicos para prácticas forestales sostenibles, inversiones en reforestación y restauración de ecosistemas degradados, y la aplicación de estrategias de gestión forestal que promuevan la salud y la resiliencia de los ecosistemas forestales.
Junto a los bosques, otros sumideros de carbono, como el suelo o los océanos, también juegan un papel importante en lograr la neutralidad de carbono. La gestión sostenible de las tierras agrícolas y el aumento de la capacidad de secuestro de carbono de los ecosistemas costeros y oceánicos son medidas complementarias que pueden ayudar a reducir las emisiones de CO2 y alcanzar los objetivos de neutralidad de carbono.
Otra forma de reducir las emisiones de carbono y lograr la neutralidad de carbono es compensar estas emisiones de un sector reduciéndolas en otro. Esto se puede lograr invirtiendo en energías renovables, eficiencia energética, o tecnologías limpias y de bajas emisiones.
En resumidas cuentas, lograr la neutralidad de carbono es una cuestión de urgencia y responsabilidad global. Todos los sectores de la sociedad, incluyendo los gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales, y los individuos, deben colaborar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger los sumideros naturales de carbono porque son agentes de cambio. Solo con cohesión y unidad social podemos garantizar un futuro sostenible y resistente para nuestro planeta y futuras generaciones.
VÍDEOS
LINKS
- https://www.europarl.europa.eu/topics/pt/article/20190926STO62270/como-a-ue-podera-atingir-a-neutralidade-carbonica-ate-2050
- https://www.europarl.europa.eu/topics/pt/article/20170711STO79506/usar-melhor-as-florestas-da-ue-como-sumidouros-de-carbono
- https://www.europarl.europa.eu/topics/pt/article/20230316STO77629/alteracoes-climaticas-os-gases-com-efeito-de-estufa-mais-nocivos-para-o-planeta
- https://www.consilium.europa.eu/pt/policies/green-deal/#what
- https://www.publico.pt/2023/08/18/azul/noticia/falta-reforma-floresta-podera-causa-meta-neutralidade-carbonica-2060326
- https://rr.sapo.pt/noticia/pais/2023/12/09/portugal-nao-se-compromete-com-a-neutralidade-carbonica-antes-de-2045/358531/Associar%20%C3%A0s%20celebra%C3%A7%C3%B5es%20do%20dia%20mundial%20da%20%C3%A1rvore,%20da%20floresta%20e%20da%20%C3%A1gua