Los datos de las últimas evaluaciones de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) confirman la pérdida progresiva de biodiversidad en los ecosistemas de agua dulce.
Según datos publicados por la revista Nature, alrededor de una cuarta parte de las especies de animales de agua dulce están en peligro de desaparecer debido a la presión humana. Este panorama es aún más preocupante en regiones con un alto grado de endemismo, como la cuenca del Mediterráneo, considerada el segundo punto más importante del mundo en biodiversidad. Ya se han reconocido 251 especies autóctonas como amenazadas y, de ellas, alrededor del 72 % se enfrentan a un riesgo de extinción extremadamente alto o muy alto. (Libro Rojo de los Peces de Agua Dulce y Diádromos de Portugal Continental).
Especies amenazadas en Portugal
La evaluación del riesgo de extinción de los peces de agua dulce y migratorios diádromos de Portugal continental revela una situación alarmante: el 60 % de los 43 taxones nativos se encuentran amenazados, según los criterios de la UICN. En concreto:
- 6 taxones están en peligro crítico (CR), a saber, la lamprea del Nabão, la lamprea del Sado, el ruivaco-do-oeste, el salmón del Atlántico, la trucha marisca y la lamprea de río;
- 15 taxones están En peligro (EN), entre ellos el sábalo, el jarabugo y la boga portuguesa;
- 5 taxones están en peligro (VU), como la boga del norte y el barbo común;
- 5 taxones están casi amenazados (NT), como la trucha de río, el barbo del sur y la boga del norte;
- El esturión (Acipenser sturio) está regionalmente extinto (RE).
Entre los 10 endemismos lusitanos, solo el ruivaco (Achondrostoma oligolepis) no está amenazado (clasificado como de Preocupación Menor, LC); el resto presenta un riesgo de extinción muy elevado, destacando tres clasificados como CR y seis como EN. De los 17 endemismos ibéricos, siete están amenazados (cuatro EN y tres VU). Entre los taxones de distribución más amplia, los peces migratorios diádromos son los más afectados, con siete taxones en peligro, incluidos tres CR, dos EN y dos VU. Además, tres especies residentes (lamprea de río, caboz de agua dulce y esgana-gata) también han sido clasificadas como En Peligro (EN).
Este panorama pone de manifiesto la elevada vulnerabilidad de la ictiofauna portuguesa, con especial atención a los endemismos y las especies migratorias, muchas de las cuales se encuentran en situación crítica.
Amenazas que afectan a la ictiofauna ibérica
Diversas amenazas simultáneas están comprometiendo la supervivencia de estas especies, por lo que es urgente comprender la complejidad de las presiones ambientales que afectan a los ríos y arroyos de la región. Según la UICN y estudios científicos recientes, entre las principales amenazas para la ictiofauna ibérica destacan las siguientes:
1. Extracción de agua e infraestructuras hidrológicas
La extracción excesiva de agua, especialmente en regiones áridas y semiáridas, ha provocado la fragmentación y reducción de los hábitats acuáticos. La construcción de presas y canales, aunque proporciona servicios para la agricultura y el abastecimiento doméstico, provoca alteraciones irreversibles en el régimen hídrico de los ríos, lo que repercute en la biodiversidad.
2. Especies exóticas invasoras
La introducción de especies no autóctonas ha provocado el declive de las especies autóctonas a través de interacciones tróficas, hibridación y propagación de enfermedades. Los efectos negativos de las especies invasoras se ven agravados por la degradación del hábitat.
3. Contaminación de los cursos de agua
A pesar de los avances en el tratamiento de las aguas residuales, la contaminación por metales pesados, pesticidas y hormonas sintéticas sigue representando un riesgo significativo para los peces de agua dulce, afectando a la calidad del agua y a la salud de las poblaciones piscícolas.
4. Alteración de la cubierta ribereña
La deforestación de las riberas de los ríos para la expansión urbana y agrícola ha reducido la estabilidad de los ecosistemas acuáticos, alterando la calidad del agua y comprometiendo los hábitats esenciales para la reproducción y alimentación de las especies autóctonas.
El cambio climático está agravando los efectos de las sequías estacionales, lo que provoca la fragmentación de las poblaciones y aumenta la vulnerabilidad de las especies piscícolas a los fenómenos climáticos extremos.
Caminos para la conservación
Ante este panorama alarmante, es imperativo adoptar medidas integradas de conservación que involucren no solo a gobiernos y científicos, sino también a las comunidades locales.
- Gestión sostenible del agua. La reducción de la extracción excesiva de agua y la implementación de políticas de uso eficiente del agua son esenciales para mitigar los impactos negativos sobre los ecosistemas acuáticos.
- Control de especies exóticas. El refuerzo de la legislación sobre la importación y liberación de especies no autóctonas, junto con programas de erradicación de especies invasoras, puede ayudar a proteger la biodiversidad autóctona.
- Restauración ecológica de las riberas. La rehabilitación de las riberas de los ríos y la reintroducción de la vegetación autóctona pueden mejorar la calidad del agua y proporcionar hábitats más adecuados para las especies piscícolas amenazadas.
- Seguimiento y reducción de la contaminación. El desarrollo de técnicas más eficientes de tratamiento de efluentes y la supervisión rigurosa de las fuentes de contaminación son fundamentales para garantizar la calidad del agua en los ecosistemas de agua dulce.
- Adaptación al cambio climático. La implementación de planes de adaptación que tengan en cuenta la resiliencia de los ecosistemas acuáticos puede minimizar los impactos de las sequías y otras condiciones climáticas extremas.
La conservación de los peces de agua dulce en Portugal y en la Península Ibérica exige una respuesta urgente, multidisciplinar y coordinada. La biodiversidad de estos ecosistemas es un patrimonio natural insustituible, cuya pérdida tendrá profundas repercusiones en la salud ambiental, la economía y la calidad de vida de las poblaciones humanas. Proteger los ríos es proteger el futuro.