A pesar de que hoy en día todo el mundo es consciente de que los cigarrillos son muy perjudiciales para la salud, el tabaquismo sigue siendo la mayor amenaza para la salud humana y el principal factor de riesgo asociado a las enfermedades crónicas no transmisibles a escala mundial.
Así lo afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual, de los aproximadamente mil millones de fumadores que hay en el mundo, más de 8 millones de personas mueren cada año debido al consumo de tabaco, y cerca del 80% de ellas viven en países de ingresos bajos y medios, que con frecuencia son objeto de intensas injerencias y estrategias de marketing por parte de la industria tabaquera.
De hecho, hay que reconocer el conflicto irreconciliable entre los intereses de la industria tabaquera y los de la salud pública.
Por un lado, los fabricantes intentan limitar la concienciación de que los cigarrillos causan adicción, enfermedad y muerte, además de contribuir a problemas sociales como el aumento de la pobreza.
Por otro lado, los gobiernos y las grandes organizaciones internacionales intentan limitar su difusión. Una de las iniciativas más eficaces es MPOWER, presentada en 2007 por la OMS y que se caracteriza por un enfoque práctico: acciones de reducción de la demanda, seguimiento del consumo de tabaco, iniciativas de protección contra el tabaquismo pasivo, oferta de ayuda para dejar de fumar, legislación sobre advertencias en los paquetes de cigarrillos, restricciones a la publicidad, promoción de impuestos y precios más altos para los derivados del tabaco.
La situación en Europa
Según los últimos datos disponibles de Eurostat, el 19,7% de la población mayor de 15 años fuma a diario; el 22,3% de los hombres y el 14,8% de las mujeres.
A pesar de las campañas de concienciación y de la prohibición de fumar a los menores (que se aplica en casi toda Europa), el consumo de tabaco sigue siendo el principal factor de riesgo sanitario evitable, al que se atribuyen 700.000 muertes al año.
Cerca del 50% de los fumadores mueren prematuramente, con una pérdida media de 14 años de vida por fumador. El tabaco es también la principal causa de cáncer evitable, con un 27% de todos los cánceres atribuidos a su consumo. Además, los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar hasta 27 enfermedades diferentes, especialmente cardiovasculares y respiratorias.
Entre los países europeos, los que registran las tasas de tabaquismo más elevadas son Bulgaria (28,2%), seguida de Turquía (27,3%), Grecia (27,2%), Hungría (25,8%) y Letonia (24,9%).
Los países con menor número de fumadores son Suecia (9,3%), Islandia (11,2%), Finlandia (12,5%), Noruega (12,9%) y Luxemburgo (13,5%).
Resulta significativo que en toda la UE la mayoría de los fumadores habituales (76,2%) se iniciaron en el hábito hace más de 10 años.
Resulta preocupante que el 70% de los consumidores empiecen a fumar antes de los 18 años y el 94% antes de los 25.
Los peligros del tabaquismo pasivo
Estos datos subrayan el amplio alcance del problema del tabaquismo y ponen de relieve la necesidad de intervenciones globales específicas para hacer frente a esta creciente amenaza para la salud pública.
Pero el tabaco no sólo es peligroso para los fumadores: también puede ser letal para los no fumadores. En todo el mundo, la exposición al humo ajeno que es la principal fuente de contaminación en interiores, causa directamente alrededor de 1,2 millones de muertes al año. Hay que reiterar que se trata de no fumadores, que han respirado los humos nocivos que quedan en el aire durante largos periodos después de que otros hayan fumado. Esta cifra se refiere también a la exposición de los niños, para los cuales el tabaquismo pasivo es especialmente letal.
Italia, con la ley sobre la “Protección de la salud de los no fumadores” que entró en vigor en enero de 2005, fue pionera entre los principales países europeos al implantar una normativa que prohíbe fumar en todos los lugares públicos y privados cerrados, incluidos los lugares de trabajo y los hoteles. Esta legislación ha sido reconocida como un ejemplo de intervención eficaz en materia de salud pública en Europa.
Siguiendo el modelo italiano, muchos países de Europa y de todo el mundo han aplicado leyes para protegerse de las consecuencias del tabaquismo pasivo, a veces con normativas aún más restrictivas, que pueden prohibir, por ejemplo, el establecimiento de salas para fumadores. Estas medidas se han aplicado para reducir la exposición a los efectos nocivos del tabaquismo pasivo y promover entornos más saludables para todos.
De hecho, numerosos estudios científicos han confirmado que la exposición al humo ajeno del tabaco está asociada a graves riesgos para la salud, representando un riesgo sanitario importante especialmente para los niños, las mujeres embarazadas y las personas con otras enfermedades preexistentes.