Es el principio que defiende que las decisiones tomadas en el presente deben tener en cuenta el impacto que tendrán en las generaciones futuras. Es decir, es la idea de que las acciones de hoy no pueden comprometer el bienestar y los derechos de las personas que aún no han nacido. Este concepto se aplica a varios ámbitos, entre ellos la sostenibilidad, la economía, la política y los derechos humanos.