Un estudio repasa dos décadas de ingresos hospitalarios en España, desde 2000 a 2021, y arroja unos datos preocupantes. Los ingresos generales disminuyen un 23 % mientras que los referidos a salud mental, se multiplican por dos.
Los datos corroboran lo que se viene denunciando desde muchos sectores desde hace años y, especialmente, tras el confinamiento de la pandemia. Las y los adolescentes tienen más problemas de salud mental y no disminuyen, sino que aumentan.
Los investigadores detrás del paper ‘Hospital admissions in adolescents with mental disorders in Spain over the last two decades: a mental health crisis?’ han llegado a varias conclusiones claras después de repasar las cifras de ingresos y altas hospitalarias entre jóvenes de 11 a 18 años. Y la primera de ellas es que, efectivamente, hay una crisis de salud mental entre las y los adolescentes.
Los ingresos por trastornos mentales no han dejado de crecer, constantes, desde el inicio del milenio y aunque han aumentado más en 2021, último año de los datos del estudio, los investigadores aseguran que la crisis de salud mental que se vive en España, al igual que en otros países desarrollados, no tiene su causa en la pandemia.
En estas dos décadas, mientras que han disminuido los ingresos hospitalarios en esa franja de edad para otras dolencias que no fueran las derivadas de salud mental, estas han hecho el camino contrario.
Cambios a lo largo del tiempo
Los responsables de la investigación han comprobado cómo tras la pandemia ha cambiado algunas de las principales causas de los ingresos hospitalarios.
La causa más habitual de ingresos de los chicos tiene que ver con los consumos de sustancias, mientras que en el caso de las chicas, es la anorexia nerviosa. Pero en los últimos años, se han producido algunos cambios.
En el caso de ellas, sus dolencias se relacionan con lo que se conoce como trastornos internalizantes, es decir, depresión y ansiedad, principalmente. A lo que se suman los trastornos alimentarios y los comportamientos suicidas. Además, ellas son mayoría, con un 55 % de los ingresos totales y la edad media de los ingresos ha bajado desde los 17 a los 15 años.
Al otro lado se encuentran los chicos, cuyos trastornos son más bien externalizantes, es decir, relacionados con los consumos de sustancias, el TDAH, TEA, la esquizofrenia y otras psicosis.
Según la experiencia de Hilario Blasco-Fontecilla, psiquiatra infanto-juvenil y director de la investigación, esta situación es bastante habitual, siendo ellos quienes sufren más trastornos del neurodesarrollo en los primeros 10 o 12 años de edad y siendo las niñas y las adolescentes las que más problemas internalizantes viven a partir de la menarquía.
Posibles causas
En cualquier caso, Blasco-Fontecilla insiste en que España, al igual que muchos otros países occidentales, está viviendo una crisis de salud mental entre sus adolescentes. Una crisis que no solo está causada por la pandemia y el confinamiento, a pesar de que los ingresos hospitalarios, según recogen sus datos, subieran un 51 % en 2021 frente a 2020.
Desde su punto de vista, el papel de las pantallas y las redes sociales, que no siempre es positivo, así como unos padres y madres que no tienen tiempo de calidad con sus hijas e hijos, que parecen no saber cómo ejercer la parentalidad, están asustados y, en ocasiones, tan desbordados que delegan en los sistemas sanitarios parte de su trabajo de acompañamiento.
“Las redes sociales han sido muy perniciosas en general”, asegura. Dese su punto de vista, tienen un componente muy adictivo y las empresas que están detrás de ellas “lo hacen a sabiendas porque, al final, es un negocio”.
Pero, más allá de las pantallas o las redes sociales “lo que nos está enseñando realmente es que los padres parecen haber renunciado a sus funciones de parentalidad”, asegura este psicólogo. Desde su punto de vista, y más allá del estudio, se ha visto un cambio social en las últimas décadas, no solo en España, según el cual, padres y madres pasan largas jornadas laborales fuera de casa y cuando llegan al hogar tienen poco tiempo y energía que dedicar a sus hijos. Para él se han transformado ciertos valores de la sociedad mientras cambiaban conceptos relacionados con la familia. Para él, hay unas grandes carencias emocionales que arrastran chicos y chicas por un modo de vida que les ha dejado relativamente aislados.
Apuntes para la solución
Solucionar la situación actual no parece tarea fácil. Blasco-Fontecilla señala, de hecho, que aunque las administraciones invirtieran importantes cantidades de dinero ahora en ciertas soluciones, no se verían resultados hasta dentro de algún tiempo.
En este sentido, el paper que acaban de publicar, señala como una de sus intenciones el mostrar los datos para que se puedan tomar algunas medidas desde las políticas educativas para mejorar las acciones de prevención que puedan realizarse en los centros educativos.
“La salud mental tiene que entrar en los colegios”, asegura el investigador que señala que aunque se han dado algunos pasos con la creación de la figura de la coordinadora de bienestar, esta ha de desarrollarse.
Otra de las acciones que deberían tomarse en los colegios es la de introducir diferentes perfiles profesionales en las aulas, más allá del profesorado. Personal como terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos… Para este experto, es necesario estrechar los lazos entre lo educativo y lo sanitario, además de mejorar la formación de las y los docentes para la detección de posibles casos de problemas de salud mental.
Y más allá de lo que pueda o no hacerse en los centros educativos, cree que el sistema sanitario falla desde hace años también en la sanidad preventiva. “Uno de los problemas que tenemos en España es que tenemos muchísima presión asistencial y muy pocos profesionales”.
Blasco-Fontecilla cree que, además de hacer inversión en profesionales, “tenemos que ser realistas y fomentar la innovación. No me da ningún pudor admitir que tenemos que ir a modelos en los que se introduzca la inteligencia artificial y los asistentes virtuales que faciliten, no que sustituyan porque no se trata de sustituir, que los profesionales seamos más eficientes”.