En un mundo marcado por profundas desigualdades, crisis humanitarias e interdependencias globales, la Educación para el Desarrollo (ED) asume un papel decisivo en la formación de ciudadanos informados, conscientes y comprometidos con la promoción de la dignidad humana, la equidad y la justicia social.
El concepto de Educación para el Desarrollo es un enfoque pedagógico que pretende estimular la comprensión crítica sobre el mundo, sus retos y las responsabilidades individuales y colectivas en la transformación de la realidad.
No se limita a un conjunto de contenidos, sino que se define como un proceso educativo que promueve valores de solidaridad, cooperación, respeto por los derechos humanos y la diversidad cultural, fomentando formas de participación activa en la sociedad, tanto a nivel local como global. Esta educación, al integrar diferentes áreas del conocimiento y articular las esferas política, económica y social, tiene como objetivo provocar la reflexión y la acción en favor de un mundo más justo e inclusivo.
Norte y Sur Global: repensar el mundo a partir de las relaciones de poder
Las categorías utilizadas para clasificar los países y regiones del mundo han sido objeto de revisiones críticas a lo largo del tiempo. Durante la Guerra Fría, se hablaba de «Primer Mundo» (países capitalistas industrializados), «Segundo Mundo» (países socialistas) y «Tercer Mundo» (países no alineados o considerados periféricos). Más tarde, se empezaron a utilizar términos como «países desarrollados», «en desarrollo» y «subdesarrollados», expresiones que conllevan una jerarquía implícita, como si existiera un camino único y lineal hacia un supuesto modelo ideal.
Hoy, en respuesta a estas visiones simplistas y eurocéntricas, surge la distinción entre «Norte Global» y «Sur Global». Estos conceptos no se refieren a ubicaciones geográficas exactas, sino a posiciones en el sistema económico y político internacional. El Norte Global incluye las naciones con mayor concentración de riqueza, poder tecnológico e influencia en las decisiones multilaterales. El Sur Global, por su parte, está compuesto por países que históricamente han sido sometidos a la colonización, la explotación y la marginación en las dinámicas globales de poder.
Esta nomenclatura, aunque tampoco está exenta de críticas, permite un enfoque más crítico de las asimetrías mundiales. En lugar de categorizar a los países como «mejores» o «peores», o de situarlos en una escala evolutiva, la idea del Norte y el Sur Global llama la atención sobre las condiciones históricas, políticas y estructurales que producen la desigualdad. La Educación para el Desarrollo tiene precisamente el papel de deconstruir estas jerarquías y fomentar una lectura más justa y compleja del mundo.
Importancia de la Educación para el Desarrollo en la actualidad
La Educación para el Desarrollo cobra especial relevancia en un contexto global en el que persisten y se acentúan las desigualdades. El hambre crónica, las guerras prolongadas, la degradación medioambiental, las migraciones forzadas y las pandemias son síntomas de un sistema desequilibrado e interdependiente. La ED se propone capacitar a las personas para comprender estas relaciones complejas, desmitificando las causas estructurales y promoviendo una conciencia global que trascienda las fronteras nacionales.
Además, la ED contribuye de manera decisiva al desarrollo de la autonomía, el pensamiento crítico y la empatía, preparando a los alumnos para una ciudadanía activa e implicada. Al cultivar la sensibilización sobre la interconexión entre las decisiones locales y los impactos globales, se fomenta una responsabilidad compartida en la construcción de sociedades más equitativas.
Al mismo tiempo, la ED revela un enorme potencial para sensibilizar a los ciudadanos del Norte Global sobre las realidades vividas en el Sur Global. Esta concienciación es fundamental para crear puentes de diálogo y cooperación más justos, cuestionando las relaciones de poder que históricamente han beneficiado a determinadas regiones a expensas de otras. Así, la ED no se limita a educar sobre el mundo, sino también para el mundo, promoviendo una ciudadanía informada y solidaria.
Estrategia Nacional de Educación para el Desarrollo en Portugal
Portugal fue uno de los pioneros en la creación de una Estrategia Nacional de Educación para el Desarrollo (ENED), asumiendo el compromiso de integrar este enfoque en el sistema educativo y en las políticas de cooperación. La primera ENED, implementada entre 2010 y 2016, fue aprobada por la Ordenanza n.º 25931/2009, de 26 de noviembre, y tenía como objetivo sensibilizar a la sociedad portuguesa sobre las cuestiones globales, promoviendo el pensamiento crítico y el compromiso ciudadano.
La segunda fase de la ENED, aprobada por la Resolución del Consejo de Ministros n.º 94/2018, vigente hasta 2022, reforzó el papel de la educación formal y no formal en la formación de ciudadanos globales.
Entre 2022 y 2024, aunque la fase anterior había terminado oficialmente, hubo un período de transición y preparación para la nueva estrategia 2025-2030. Durante ese intervalo, se llevaron a cabo iniciativas y eventos que mantuvieron la relevancia de la ENED, culminando en 2025 con la elaboración del nuevo Plan de Acción ENED 2025-2030.
Esta estrategia, alineada con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, es el resultado de un trabajo colaborativo entre Camões – Instituto da Cooperação e da Língua, la Dirección General de Educación, la Plataforma Portuguesa das ONGD y el CIDAC. La ENED se basa en principios como la dignidad humana, la equidad, la corresponsabilidad y la participación ciudadana, y propone un enfoque transversal e integrador que atraviesa los distintos niveles de enseñanza y se extiende a las organizaciones de la sociedad civil.
Experiencias en España e Italia
España e Italia también han desarrollado iniciativas en el ámbito de la Educación para el Desarrollo, aunque sin una estrategia nacional tan formalizada como la portuguesa.
En España, las Comunidades Autónomas promueven acciones educativas centradas en las desigualdades globales, a través de programas escolares y la colaboración con organizaciones no gubernamentales. La educación para la ciudadanía global forma parte de los planes regionales de cooperación, con el apoyo de redes como la Coordinadora de ONGD-España.
En Italia, la Educación para el Desarrollo es promovida por entidades como la Fondazione Intercultura, el GVC Onlus (hoy parte de WeWorld-GVC) y el consorcio de ONG CINI – Coordinamento Italiano delle ONG Internazionali. Estas organizaciones desarrollan acciones educativas basadas en los valores de la cooperación y la ciudadanía global. Además, los proyectos europeos implementados en escuelas italianas incluyen temas como la inclusión social y la justicia internacional.
Construyendo un futuro más justo
La Educación para el Desarrollo ofrece una vía pedagógica más prometedora para construir una sociedad más consciente, crítica y solidaria. Al fomentar el cuestionamiento de las relaciones de poder y la comprensión de las interconexiones globales, se promueve un modelo educativo comprometido con la transformación social.
Portugal ha sido un ejemplo al institucionalizar este enfoque a través de la ENED, y los esfuerzos compartidos con otros países europeos como España e Italia demuestran que hay un camino común por recorrer. En un mundo en constante cambio, la Educación para el Desarrollo surge como una respuesta educativa a la altura de los retos de nuestro tiempo.