En enero de 2022, la Comisión Europea presentó un documento que, aunque todavía poco conocido fuera de los círculos académicos y educativos, tiene el potencial de revolucionar la forma en que enseñamos la sostenibilidad a las nuevas generaciones.
En enero de 2022, la Comisión Europea presentó un documento que, aunque todavía poco conocido fuera de los círculos académicos y educativos, tiene el potencial de revolucionar la forma en que enseñamos la sostenibilidad a las nuevas generaciones.
Se trata del GreenComp, el Marco Europeo de Competencias para la Sostenibilidad. Esta guía estratégica define las competencias que los ciudadanos europeos, especialmente los más jóvenes, deben desarrollar para hacer frente a los retos medioambientales actuales y futuros.
Ante una emergencia climática que ya forma parte de nuestro día a día, preparar a los jóvenes para que actúen como agentes de transformación no es solo un objetivo educativo, es una necesidad. Al articular conocimientos, habilidades y actitudes orientadas a la sostenibilidad, GreenComp surge como una respuesta estructurada y esencial a esta urgencia.
¿Qué es GreenComp y por qué es importante?
GreenComp es un marco de referencia creado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea que organiza las competencias sostenibles en 12 áreas, agrupadas en cuatro dimensiones principales: «Incorporar valores de sostenibilidad», «Aceptar la complejidad de la sostenibilidad», «Visualizar futuros sostenibles» y «Actuar por la sostenibilidad». A diferencia de los planes de estudios tradicionales, GreenComp no dicta contenidos específicos, sino que propone un conjunto transversal de competencias que pueden aplicarse en todas las disciplinas, contextos y etapas de la vida.
Estas competencias abarcan desde la empatía con otras formas de vida hasta la capacidad de pensar de forma sistémica, pasando por la colaboración intergeneracional, la adaptación al cambio y la construcción de visiones positivas del futuro. Son valores y capacidades que no solo informan, sino que transforman la forma en que los jóvenes se relacionan con el mundo.
GreenComp ha sido diseñado para ser adaptable y flexible, y puede contextualizarse de acuerdo con la realidad local. De este modo, las escuelas urbanas o rurales de cualquier parte de Europa pueden adoptar las propuestas, respetando sus especificidades culturales, ambientales y pedagógicas.
¿Por qué falla la educación tradicional y cómo puede ayudar GreenComp?
Durante décadas, la educación ambiental ha sido relegada a un papel secundario en las escuelas, tratada como una asignatura extracurricular o una actividad aislada. Como resultado, muchos jóvenes terminan sus estudios sin los conocimientos necesarios para abordar cuestiones como el cambio climático, la escasez de agua y el consumo responsable.
GreenComp propone un cambio de paradigma: en lugar de abordar la sostenibilidad como un tema aparte, la convierte en una lente a través de la cual se pueden reinterpretar todos los contenidos. Las matemáticas, por ejemplo, pueden incluir el análisis crítico de datos sobre emisiones de CO₂, explorando estadísticas y funciones. La literatura puede aportar narrativas ecológicas, conectando clásicos de la ficción con reflexiones sobre el impacto medioambiental. La historia, por su parte, puede enseñarse a partir de la relación entre las sociedades y el medio ambiente, analizando cómo las revoluciones industriales, los modelos económicos y las políticas territoriales han influido en los ecosistemas a lo largo del tiempo. La geografía puede profundizar en los debates sobre el cambio climático y la ocupación territorial, mientras que las ciencias naturales pueden explorar los efectos de la contaminación y la conservación de la biodiversidad. Con este enfoque, el aprendizaje se vuelve más interdisciplinario, mostrando a los alumnos que los temas medioambientales no están separados del conocimiento tradicional, sino integrados en él.
Para lograr este enfoque, la formación del profesorado es fundamental. Muchos educadores aún se sienten inseguros a la hora de abordar temas complejos como la crisis climática, la desigualdad socioambiental y la transición energética. GreenComp ofrece una estructura que les ayuda en esta misión, fomentando enfoques interdisciplinarios, participativos y basados en proyectos reales.
Retos y críticas: ¿será suficiente GreenComp?
Como cualquier estructura ambiciosa, GreenComp no es inmune a las críticas. Hay quienes señalan la falta de indicadores claros y medibles como un obstáculo para su aplicación a gran escala. Otros destacan el riesgo de que el documento se convierta en otra directriz ignorada si los sistemas educativos no invierten seriamente en formación docente, tiempo curricular, dedicación y recursos didácticos.
Otra preocupación está relacionada con una posible implementación desigual. Los países con más recursos y tradición en educación innovadora tienden a avanzar más rápidamente, mientras que los sistemas educativos más conservadores, o con menos financiación, pueden quedarse atrás. Una aplicación amplia dependerá directamente de una cooperación real y de inversiones concretas.
Siempre existe el riesgo de que se vacíen de contenido, un fenómeno común en conceptos ampliamente difundidos en el discurso público. El término «sostenibilidad», por ejemplo, se ha ido incorporando gradualmente a campañas de marketing y proyectos institucionales que, en la práctica, han contribuido poco a cambios concretos. En muchos casos, se ha convertido en una etiqueta genérica, desvinculada de compromisos reales con la transformación ambiental, social o económica. El mismo peligro acecha a GreenComp: si se trata únicamente como una directriz técnica o un requisito burocrático, corre el riesgo de perder su potencial transformador.
Por lo tanto, es fundamental que su aplicación vaya más allá de enfoques instrumentales o puntuales. GreenComp no debe reducirse a una «tendencia» educativa del momento, sino reconocerse como un hito en la redefinición de los objetivos pedagógicos de la educación contemporánea. Para que cumpla su propósito, debe ser adoptado de forma crítica por los educadores, integrado en las políticas públicas y convertido en prácticas pedagógicas que promuevan una cultura genuina de la sostenibilidad. La implementación de GreenComp debe basarse en valores éticos, en un compromiso con la justicia intergeneracional y en una comprensión profunda de la complejidad de los retos socioambientales actuales, evitando enfoques simplistas que perpetúen lógicas utilitarias.
Una oportunidad para reconstruir la relación entre la juventud y el planeta
En lugar de considerar a los jóvenes como «culpables» del consumo o como «salvadores» del futuro, GreenComp los reconoce como ciudadanos de pleno derecho, con derecho a la información, la participación y la acción significativa. Este marco de competencias propone un itinerario educativo que valora su inteligencia, su capacidad de transformación y su protagonismo.
En un momento en el que la crisis ecológica afecta directamente a la vida de todos, incluidos los jóvenes, a través de inundaciones, olas de calor, inseguridad alimentaria y migraciones forzadas, GreenComp se presenta como una herramienta esencial. Permite a los jóvenes comprender las causas de estas múltiples crisis y desarrollar soluciones colectivas. Más que un discurso abstracto sobre la educación ambiental, GreenComp transforma esta perspectiva en una práctica cotidiana, comprometida, local y comunitaria.
Si se adopta con seriedad, GreenComp puede convertirse en un hito en la educación, preparando, capacitando e inspirando a las nuevas generaciones para construir el mundo que desean y necesitan.
GreenComp en la práctica
Aunque GreenComp se encuentra aún en una fase inicial de implementación en muchos países, los proyectos inspirados en esta iniciativa ya muestran resultados prometedores. Un ejemplo es el proyecto Erasmus+ GreenComp4Adapt (Green Competences and Civic Engagement in Schools for Adaptation to Climate Change), liderado por el IES Botànic Cavanilles, de España. Esta iniciativa europea busca integrar el marco de referencia de competencias en materia de sostenibilidad GreenComp en la enseñanza secundaria, capacitando a alumnos y profesores para hacer frente al cambio climático a través de una educación informada, la participación ciudadana y acciones locales concretas. El proyecto se desarrollará entre 2024 y 2026 e involucrará a escuelas, educadores y comunidades de varios países, entre ellos España, Portugal, Italia y los Países Bajos.
En GreenComp4Adapt, tres organizaciones especializadas desempeñan un papel fundamental en la definición de estrategias para la incorporación eficaz de las competencias en materia de sostenibilidad en los planes de estudios escolares: la Asociación Portuguesa de Educación Ambiental (ASPEA), en Portugal; la Associació Cultural CRESOL, en España; y la Associazione Viracão & Jangada APS, en Italia. Estas entidades apoyan la implementación del proyecto en tres escuelas participantes: la Escola Secundária Quinta do Marquês, en Portugal; el Instituto de Educación Secundaria Botànic Cavanilles, en España; y la Stichting Onderwijs Midden Limburg, en los Países Bajos.
Al trabajar directamente con las escuelas, estas organizaciones garantizan que la integración de los conceptos de sostenibilidad se adapte a las necesidades específicas de cada región. La colaboración con expertos en adaptación al cambio climático enriquece el plan de estudios al incorporar conocimientos científicos y buenas prácticas. Este enfoque transdisciplinar contribuye a un desarrollo curricular holístico, garantizando que los estudiantes reciban una formación amplia y significativa sobre el medio ambiente.