1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10. Cada diez segundos una persona en el mundo pierde la vida por problemas relacionados con el alcohol. Y no se trata necesariamente de consumidores abusivos. Contrariamente a lo que se suele afirmar, de hecho, el alcohol no es un nutriente y no ofrece ningún beneficio al organismo ni a sus funciones.
Por el contrario, el alcohol es una sustancia tóxica, psicoactiva y adictiva, y está clasificada como «carcinógeno del grupo 1», junto con el amianto, la radiación y el tabaco. El etanol es la principal causa de al menos siete tipos de cáncer y provoca daños clínicos directos en el aparato digestivo (especialmente estómago, hígado y páncreas), cardiovascular, reproductor, así como en los sistemas inmunitario y nervioso.
Otros daños asociados al consumo de alcohol son la intoxicación aguda, que puede conducir al coma etílico y a la muerte, los episodios de violencia (incluida la violencia sexual) provocados por la embriaguez, los accidentes laborales y los accidentes de conducción bajo los efectos del alcohol (que son una de las principales causas de muerte entre los jóvenes). Baste decir que una tasa de alcohol en sangre de 0,5 g/l basta para duplicar el riesgo de accidentes, o que el consumo de alcohol durante el embarazo es una de las principales causas de retraso mental en los niños de los países occidentales.
¿Un vaso de vino al día alarga la vida?
La respuesta es inequívocamente «no». La verdad es que toda la literatura científica subraya que la opción más segura para la salud es no beber en absoluto, ya que incluso pequeñas cantidades de alcohol conllevan riesgos potenciales para la salud. Por esta sencilla razón, ninguna organización sanitaria importante del mundo ha establecido nunca un nivel de consumo de alcohol que esté totalmente exento de riesgos.
La creencia generalizada de que beber alcohol en cantidades moderadas puede tener efectos positivos para la salud es, por tanto, falsa. Un estudio canadiense publicado recientemente en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs por expertos en salud pública y estadística de la Universidad Victoria de la Columbia Británica, que viene a sumarse a la ingente bibliografía sobre el tema, tiene el mérito de arrojar luz sobre los criterios estadísticos utilizados por antiguos estudios engañosos.
Al eliminar de las muestras estadísticas a los «abstemios» que, sin embargo, habían consumido alcohol en el pasado y definir mejor las cantidades para los bebedores ocasionales, quedó claro que esa idea de que el alcohol puede ser «bueno para la salud» carece de fundamento.
Esperemos, pues, que nunca más tengamos que oír declaraciones de líderes de opinión o políticos afirmando que «un vaso de vino al día alarga la vida».
Habla la Organización Mundial de la Salud
El 25 de junio de 2024, la OMS publicó el «Informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud y el tratamiento de los trastornos relacionados con el consumo de sustancias«, un informe que identifica más de 200 enfermedades directamente relacionadas con el consumo de alcohol. Los efectos negativos varían en función de la cantidad consumida y la frecuencia de los excesos. Completamente irrelevantes son la calidad o el precio de la botella. Para quienes consumen poco alcohol, el riesgo de enfermedades como diabetes, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular es menor que para quienes beben a diario o se emborrachan con frecuencia. Pero sigue siendo importante subrayar que, según la OMS, «no existe un nivel seguro de consumo de alcohol para nuestra salud». La organización subraya que el consumo de alcohol no sólo repercute en las personas que lo consumen, sino también en sus familias y comunidades. Precisamente por ello, la prevención y el tratamiento de la adicción deben convertirse en una prioridad de salud pública mundial.
Consumo de alcohol en Europa
En la Unión Europea, el consumo per cápita ha disminuido en 2,9 litros en los últimos 40 años, pasando de 12,7 litros de alcohol etílico puro en 1980 a 9,8 litros en 2020 (reducción del 23%). Entre 1980 y 2000, el descenso fue significativo, de 12,7 a 10,5 litros. Sin embargo, en las dos décadas siguientes, la reducción fue más lenta, con un descenso de 0,5 litros entre 2010 y 2020. A pesar de este descenso, Europa sigue a la cabeza, con un consumo medio anual por persona (de 15 años o más) equivalente a unos 190 litros de cerveza u 80 de vino o 24 de bebidas espirituosas.
Alemania encabeza la clasificación con 10,6 litros de alcohol puro, seguida de Francia (10,4 litros), España (7,8 litros) e Italia (7,7 litros). En el Reino Unido, el consumo es de 9,7 litros.
Muchos países europeos han introducido políticas para reducir el consumo de alcohol, como impuestos más altos, restricciones a la disponibilidad y prohibiciones de la publicidad, pero según la OCDE su eficacia suele verse limitada por una aplicación deficiente y recursos insuficientes.
Actividad complementaria:
Taller creativo: campaña de prevención
Objetivo: sensibilizar sobre la importancia de la prevención en el consumo de alcohol.
Actividad: Los alumnos, en pequeños grupos, tienen que diseñar una campaña de prevención del consumo de alcohol dirigida a sus compañeros o familias, creando carteles, vídeos o posts en las redes sociales con mensajes de concienciación utilizando imágenes, eslóganes y estadísticas.
Exposición: Al final, la clase organiza una exposición o proyección de las campañas realizadas.
También puede implicar a la comunidad escolar y hacer que voten la campaña más eficaz.