En el ámbito de la cardiología, se refiere a la protección que ofrecen las hormonas, en particular los estrógenos, contra las enfermedades cardiovasculares como el infarto y el ictus. Este concepto se utiliza para describir el papel protector de los estrógenos y, en particular, su efecto vasodilatador, antiinflamatorio, regulador del metabolismo lipídico y protector contra el daño oxidativo.