El cambio climático afecta de forma desigual a hombres y mujeres, agravando la vulnerabilidad de las mujeres debido a los roles tradicionales de género.
Los efectos adversos del cambio climático son cada vez más evidentes, manifestándose en cambios a largo plazo de la temperatura media, variaciones en la intensidad y distribución de las precipitaciones, así como un aumento de la frecuencia y gravedad de sequías e inundaciones.
Estos impactos son amplios, pero no se distribuyen uniformemente. Ciertos grupos sociales, como las mujeres, se enfrentan a riesgos desproporcionados debido a una compleja intersección de factores sociales, económicos y culturales.
Por ello, en este artículo examinaremos cómo afecta el cambio climático específicamente a las mujeres, destacando sus vulnerabilidades particulares y cómo varían estos impactos en las distintas regiones del mundo.
La brecha de género unida a la crisis climática representa uno de los principales retos contemporáneos. Esto supone amenazas para los estilos de vida, los medios de subsistencia, la salud, la seguridad y la protección de mujeres y niñas de todo el mundo.
¿Qué dicen los estudios?
A lo largo de la historia, los científicos, investigadores y responsables políticos del cambio climático se han esforzado por establecer conexiones vitales entre el género, la equidad social y la crisis climática. Sin embargo, a medida que se han ido recopilando más datos e investigando, esta correlación se ha hecho más evidente.
Estudios recientes, como el artículo escrito por Valero y Kau (Gendered Impacts of Climate Change), ofrecen perspectivas específicas de cada país sobre cómo la falta de acceso y control de las mujeres sobre los recursos básicos agrava el modo en que se ven afectadas por el cambio climático y debilita su capacidad para hacerle frente.
Por ejemplo, en India, las tasas de matrimonio infantil aumentaron tras episodios de lluvias extremas, mientras que en Bangladesh un mayor número de meses secos incrementó significativamente estas tasas. Además, el estudio identificó que las sequías tenían un efecto adverso en el índice de masa corporal de las mujeres rurales de Zimbabue, pero los hombres no se veían afectados de la misma manera.
La investigadora Núria Araújo Neves, en su estudio de máster sobre Género y Cambio Climático, subraya que los impactos del cambio climático afectan de forma desigual a hombres y mujeres debido a los roles de género diferenciados, que influyen en los valores, las actitudes y el poder de decisión respecto a los recursos naturales y la protección del medio ambiente.
Neves señala que las mujeres han sido tradicionalmente responsables de la gestión del agua, los alimentos y los residuos en sus familias, pero rara vez tienen acceso a cargos públicos o a una participación política significativa. Esta marginación de sus necesidades y opiniones en las decisiones sobre gestión de recursos se traduce en vulnerabilidades específicas para las mujeres, agravadas por la desigualdad económica que limita su capacidad de adaptación al cambio climático.
Por ejemplo, las mujeres suelen ganar menos que los hombres, lo que les dificulta la adopción de nuevas técnicas agrícolas o la compra de equipos modernos necesarios para hacer frente a los desafíos climáticos.
Además, al ser las principales responsables de los medios de subsistencia y la gestión medioambiental de sus familias, las mujeres se enfrentan a desventajas adicionales por la falta de reconocimiento de sus conocimientos y capacidad de adaptación. El análisis de género de Neves revela que los roles tradicionales, los salarios más bajos y el menor acceso a recursos como el crédito y la tierra hacen que las mujeres sean más vulnerables a la crisis climática.
Los resultados de estos estudios indican que los factores relacionados con el cambio climático están asociados a los resultados de género en todos los países considerados.
Vulnerabilidades específicas
La emergencia climática es un «multiplicador de amenazas», lo que significa que intensifica las tensiones sociales, políticas y económicas en entornos frágiles y afectados por conflictos. A medida que la crisis climática impulsa los conflictos en todo el mundo, las mujeres y las niñas se enfrentan a una mayor vulnerabilidad a todas las formas de violencia de género, incluida la violencia sexual relacionada con los conflictos, la trata de seres humanos, el matrimonio infantil y otras formas de violencia.
En primer lugar, tienen un acceso limitado a los recursos económicos y políticos, lo que reduce su capacidad de respuesta ante catástrofes y crisis medioambientales. Además, las responsabilidades domésticas, como el cuidado de los niños, los ancianos y la gestión de los recursos del hogar, suelen recaer en las mujeres. Esto no sólo limita su movilidad para escapar de las catástrofes naturales, sino que agrava su carga cuando los recursos escasean.
Así, cuando se produce una catástrofe, las mujeres tienen menos probabilidades de sobrevivir y más de resultar heridas, debido a las desigualdades de género que existen desde hace tiempo y que han creado disparidades en la información, la movilidad, la toma de decisiones y el acceso a los recursos y la formación. Tras la catástrofe, las mujeres y las niñas tienen menos posibilidades de acceder a ayuda y asistencia, lo que amenaza aún más sus medios de vida y su bienestar.
Todas estas situaciones amplifican las desigualdades de género existentes y suponen amenazas únicas para sus medios de vida, su salud y su seguridad.
Por ejemplo, en la agricultura -uno de los principales ámbitos de empleo femenino en muchos países en desarrollo- las mujeres suelen ser las más afectadas por sequías o inundaciones, ya que dependen directamente de los recursos naturales para su subsistencia y alimentación. El cambio climático agrava estas condiciones, ampliando las desigualdades existentes y creando un círculo vicioso de vulnerabilidad ante futuras catástrofes.
Conclusiones:
Los estudios ponen de manifiesto la urgente necesidad de abordar el cambio climático desde una perspectiva de género. Los impactos desiguales a los que se enfrentan las mujeres debido a los roles de género diferenciados y a la marginación en las decisiones sobre los recursos naturales ponen de manifiesto la compleja intersección de factores sociales, económicos y culturales que agravan sus vulnerabilidades.
Estudios recientes, como los realizados por Valero, Kau y Núria Araújo Neves, refuerzan la correlación entre la desigualdad de género y la menor capacidad de las mujeres para responder y adaptarse a los desafíos climáticos.
Por lo tanto, es imperativo que las políticas climáticas consideren y aborden estas disparidades de género, promoviendo la inclusión de las mujeres en todas las etapas de la toma de decisiones y garantizando que sus necesidades y conocimientos sean reconocidos y valorados. Solo así podremos construir una respuesta eficaz y equitativa a la crisis climática, protegiendo y empoderando a las mujeres y, en consecuencia, reforzando la resiliencia de las comunidades enteras.
Actividades complementarias
1 – Vea el vídeo de CNN » Four reasons why women are more impacted by climate change «
2 – Lee el artículo publicado por ONU Mujeres «Gendered Impacts of Climate Change» – escrito por Sara Duerto-Valero y Sneha Kaul -.