En los últimos años, la Unión Europea ha intensificado sus esfuerzos para promover la igualdad de género, al reconocer que la igualdad entre hombres y mujeres no es solo una cuestión sacrosanta de justicia social, sino también un factor clave para el crecimiento económico y la competitividad del continente. Según el Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE), la brecha salarial entre hombres y mujeres le cuesta a la UE 370.000 millones de euros al año. Por el contrario, si se adoptaran inmediatamente iniciativas para garantizar una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral y en los procesos de toma de decisiones, el PIB podría aumentar en 1,2 billones de euros para 2050.
Estrategias e iniciativas de la UE
La Comisión Europea siempre ha adoptado numerosas iniciativas para abordar las desigualdades de género. Entre ellas, la «Estrategia para la igualdad de género 2020-2025» ha intentado perseguir varios objetivos:
- Poner fin a la violencia de género
- Combatir los estereotipos de género
- Reducir la brecha salarial en el mercado laboral
- Garantizar la igualdad de género en la toma de decisiones y en la política
El balance de estas acciones tiene luces y sombras. Comenzamos por los aspectos positivos y recogemos los resultados obtenidos para cada uno de los cuatro puntos destacados:
1º. En 2024 se alcanzó un acuerdo sobre la Directiva para combatir la violencia contra las mujeres, precedido por la adhesión al Convenio de Estambul y la creación de una red de la UE para la prevención de la violencia de género (2023).
2º. Campaña #EndGenderStereotypes (2023) y Eurobarómetro sobre estereotipos publicado en 2024.
3º. Adopción de la Directiva europea sobre igualdad salarial (2023) y nuevas normas sobre la conciliación de la vida laboral y familiar y nuevos derechos para los padres y cuidadores.
4º. Adopción de la Directiva sobre la igualdad de género en los consejos de administración (2022).
Fracasos de las políticas de género
La Unión Europea avanza, pero la igualdad aún está muy lejos. Así lo muestra el Índice de Igualdad de Género 2024 del EIGE, que otorga a la UE una puntuación de 71 sobre 100. Se trata de una mejora modesta (+0,8 puntos con respecto a 2021), debida principalmente a los avances en los ámbitos del poder y el dinero. Sin embargo, el ámbito en el que las desigualdades siguen siendo más evidentes es precisamente el del poder de decisión: solo 61,4 puntos sobre 100.
A pesar de la directiva europea, la representación femenina en los puestos directivos de las empresas sigue siendo limitada. En los consejos de administración de las empresas europeas, las mujeres solo representan el 33,9 %, y apenas el 8 % ocupa el cargo de presidenta. En el ámbito político, solo seis países de la UE han alcanzado una paridad de género superior al 40 % en sus parlamentos, mientras que en siete Estados miembros las mujeres representan menos del 25 % de los parlamentarios. En 2024, solo el 35 % de los ministros de los gobiernos europeos son mujeres.
La brecha salarial entre hombres y mujeres también persiste en un 13 %, y las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los sectores mejor remunerados. Además, la violencia de género sigue siendo un problema generalizado, ya que una de cada tres mujeres en la UE ha sufrido violencia física o sexual.
La educación existe, el poder no.
La paradoja europea es evidente: las mujeres tienen un mayor nivel educativo, pero siguen sin ocupar puestos de responsabilidad. En 2022, el 28 % de las mujeres de entre 15 y 89 años tenía un título universitario, frente al 26 % de los hombres. Entre los 25 y los 49 años, la brecha es aún más marcada: 44 % frente a 35 %. Sin embargo, esta ventaja formativa no se traduce en igualdad de oportunidades profesionales.
La tasa de empleo a tiempo completo es del 44 % para las mujeres y del 58 % para los hombres, con una diferencia aún marcada en las parejas con hijos (66 % para los padres, 37 % para las madres). El trabajo de cuidados también sigue estando desequilibrado: el 63 % de las mujeres cocina o se ocupa de las tareas domésticas todos los días, frente al 36 % de los hombres.
Las desigualdades tienen un coste económico y social. Las mujeres ganan menos (una media de 2321 frente a 2818 PPS al mes), viven más (83 años frente a 78), pero disfrutan de menos años con buena salud. Además, el riesgo de pobreza es mayor: el 17 % de las mujeres frente al 15 % de los hombres, con picos entre las madres solas (33 %) y las mujeres mayores de 65 años (20 %).
Una nueva «hoja de ruta»
Con motivo del Día Internacional de la Mujer 2025, la Comisión Europea ha presentado una «hoja de ruta para los derechos de la mujer». Este documento estratégico define ocho ámbitos prioritarios para abordar las desigualdades que aún persisten en la sociedad europea: la eliminación de la violencia de género, la mejora del acceso a la salud sexual y reproductiva, la reducción de la brecha salarial y de pensiones, la promoción de la conciliación de la vida profesional y privada, el acceso equitativo al mercado laboral, una educación inclusiva y de calidad, la igualdad en la representación política y la creación de mecanismos institucionales eficaces para garantizar los derechos de las mujeres.
La hoja de ruta no introduce nuevas iniciativas legislativas, sino que constituye una declaración de intenciones en la que se insta a los Estados miembros, al Parlamento Europeo y a otros actores a intensificar sus esfuerzos para promover la igualdad de género. Entre las recomendaciones figuran la creación de infraestructuras institucionales especializadas, la inversión en el sector de los cuidados de larga duración y la promoción de la educación financiera entre las mujeres y las niñas. A pesar del compromiso declarado, algunas organizaciones han criticado la falta de medidas concretas, en particular en lo que respecta al acceso seguro al aborto y a la salud sexual y reproductiva, que solo se mencionan brevemente en la hoja de ruta.