Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica, por biodiversidad se entiende la variabilidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas.
Puede evaluarse a nivel de hábitat o de paisaje y se estima a nivel genético, fenotípico (diferencias de características entre organismos) y/o funcional (qué funciones cumple cada organismo).
El tiempo también influye en la biodiversidad a varios niveles: por ejemplo, un mismo ecosistema tendrá variaciones en las especies que lo componen a lo largo de las distintas estaciones, por lo que siempre es necesario evaluar las especies que se dan en un hábitat determinado durante un periodo concreto. Del mismo modo, la sincronización de los ciclos vitales entre especies es lo que permite, por ejemplo, que el final de la metamorfosis de un insecto polinizador coincida con la época de floración de las plantas que poliniza.
En definitiva, son estas interacciones entre especies las que alteran el flujo de energía y materia en el espacio y el tiempo y, en consecuencia, determinan el funcionamiento del ecosistema.
(Fuente: Associação Verde)